El Athletic Bilbao vive con enorme ilusión su regreso a la Champions League, aunque llega con ciertas dudas tras la inesperada caída por 1-0 frente al Alavés, un resultado marcado por un autogol de Álex Berenguer que puso fin a una racha positiva de tres victorias seguidas frente a Sevilla, Rayo Vallecano y Real Betis. Su balance reciente refleja tanto la capacidad para imponerse en partidos exigentes como la vulnerabilidad que puede aparecer en momentos clave, un aspecto que rivales de mayor experiencia podrían aprovechar en la máxima competición europea. Con Ernesto Valverde al mando, los Leones han buscado reforzar su estilo característico de intensidad, entrega y juego físico con matices tácticos más elaborados que les permitan competir de tú a tú contra los gigantes continentales. Más allá de sus altibajos, el hecho de volver a disputar la Champions en un escenario mítico como San Mamés representa un impulso anímico determinante, ya que históricamente la conexión entre el equipo y su afición ha multiplicado el rendimiento en noches grandes, convirtiéndose en un factor clave para soñar con dar la sorpresa frente al Arsenal.
El Arsenal afronta este duelo europeo con una confianza renovada tras imponerse con autoridad por 3-0 al Nottingham Forest, un resultado que confirmó la amplitud y calidad de su plantilla incluso sin referentes como Bukayo Saka, Martin Odegaard y William Saliba. Su racha reciente refleja la capacidad del equipo dirigido por Mikel Arteta para adaptarse a distintos escenarios, gracias a un sistema táctico flexible que le permite ajustar su propuesta en función del rival y las necesidades del partido. La destacada actuación de Martin Zubimendi, autor de un doblete, junto al tercer gol consecutivo de Viktor Gyökeres, evidencian la riqueza ofensiva de un plantel reforzado con una inversión de 250 millones de libras en el último mercado. Con estos argumentos, los Gunners llegan como claros favoritos, respaldados por su experiencia internacional y la calidad individual de sus jugadores, factores que deberían marcar la diferencia frente a un Athletic Bilbao que, aunque llega motivado por su regreso a la Champions y el empuje de San Mamés, deberá exigirse al máximo para frenar la superioridad técnica y colectiva de los londinenses.