Atlético Mineiro atraviesa un panorama preocupante, ya que en sus últimos cinco compromisos apenas ha conseguido una victoria frente a cuatro derrotas, una racha que refleja la falta de regularidad y confianza del equipo. Su presentación más reciente, la caída 2-0 ante Cruzeiro en la Copa Betano do Brasil, volvió a dejar en evidencia las dificultades del Galo para generar peligro sostenido y encontrar variantes ofensivas que marquen diferencia en el marcador. Incluso con el respaldo de su afición, el conjunto no ha podido mantener un nivel competitivo que le permita imponerse con autoridad, situación que aumenta la presión sobre el plantel y el cuerpo técnico para reaccionar cuanto antes. Este contexto obliga a Atlético Mineiro a recomponer su juego, fortalecer su ataque y recuperar la solidez necesaria si quiere revertir la dinámica negativa y volver a ser protagonista en la temporada.
Santos llega con un rendimiento más equilibrado que su rival, aunque sin alcanzar la regularidad necesaria para consolidarse, ya que en sus últimos cinco compromisos acumula dos victorias, dos derrotas y un empate. Su más reciente actuación fue un 0-0 frente a Fluminense, un encuentro en el que el Peixe optó por resguardar su portería y priorizar el orden defensivo antes que arriesgar en ataque, una estrategia que se ha repetido a lo largo de la temporada. Este planteamiento, si bien le permite mantener cierta solidez, también limita su capacidad para asumir un papel protagonista, especialmente cuando juega fuera de casa, donde le cuesta imponer condiciones y generar peligro constante. Con este panorama, Santos afronta el reto de encontrar un mayor equilibrio entre seguridad y propuesta ofensiva para aspirar a resultados más consistentes.