El Milan ha tenido un arranque de temporada con altibajos, comenzando con una derrota en San Siro por 1-2 frente a Cremonese que encendió las alarmas, aunque logró recomponerse con una victoria sólida 2-0 ante Lecce en la jornada siguiente. Bajo la dirección de Massimiliano Allegri, el equipo ha buscado estabilizar su rendimiento y generar confianza, apoyándose en las incorporaciones de última hora de Nkunku y Rabiot, quienes podrían debutar y aportar calidad inmediata al plantel. Los Rossoneri llegan a este nuevo compromiso con la necesidad de hacerse fuertes en casa para recuperar el respaldo de su afición, demostrar regularidad y empezar a construir un camino más sólido que les permita mantenerse en la lucha por los primeros lugares de la Serie A.
El Bologna ha mostrado capacidad de reacción en este inicio de temporada, reponiéndose de la derrota 0-1 ante la Roma con una victoria clave por 1-0 frente a Como, gracias al gol de Riccardo Orsolini. Bajo la dirección de Vincenzo Italiano, el equipo ha encontrado un equilibrio táctico que refuerza su competitividad, respaldado además por la confianza que dejó la reciente conquista de la Coppa Italia. Con un esquema 4-3-3 dinámico, Remo Freuler asume el rol de organizador en el mediocampo, mientras que en ataque el tridente compuesto por Orsolini, Cambiaghi y Castro aporta movilidad y velocidad, buscando explotar los espacios en transiciones rápidas. Este planteamiento convierte al Bologna en un conjunto versátil y peligroso, capaz de combinar orden defensivo con fluidez ofensiva, lo que lo posiciona como un rival a tener en cuenta en la Serie A.