El Paris Saint-Germain afronta este compromiso en un estado de forma impecable, respaldado por una racha perfecta de cuatro victorias consecutivas que lo consolidan como uno de los grandes favoritos a repetir protagonismo en la Liga de Campeones. Estos triunfos, obtenidos con actuaciones sólidas tanto en el plano doméstico como en el internacional, reflejan la versatilidad táctica y la amplitud de recursos de un plantel diseñado para competir al más alto nivel en múltiples escenarios. Bajo esta dinámica ganadora, el PSG no solo reafirma su ambición continental, sino que también llega con la confianza y el impulso necesarios para imponer condiciones frente a un Atalanta que deberá exigirse al máximo si quiere contrarrestar el poderío parisino.
El Atalanta afronta este histórico compromiso en plena etapa de transición, tras la salida de Gian Piero Gasperini y la llegada de Ivan Jurić al banquillo, un cambio que marca el inicio de un nuevo ciclo para el conjunto de Bérgamo. Esta adaptación al renovado planteamiento táctico ha dejado un inicio de temporada irregular, reflejado en los empates 1-1 frente a Pisa y Parma, resultados que evidencian las dificultades propias de asimilar una nueva propuesta de juego. Aunque el potencial del plantel sigue siendo considerable, el proceso de ajuste aún está en marcha y plantea interrogantes sobre la capacidad del equipo para mantener la competitividad en un escenario tan exigente como la Champions League. En este contexto, el duelo frente al PSG se presenta como una prueba de fuego que pondrá a prueba tanto la solidez del proyecto de Jurić como la resiliencia de un Atalanta que busca consolidarse nuevamente en la élite europea.